A contracorriente, voces de mujer en la poesía del medio siglo (jornadas poéticas en el canal de Youtube de ACEC)

“A contracorriente, voces de mujer en la poesía del medio siglo” es un homenaje que busca recordar y reivindicar la memoria de algunas de las poetas más eminentes de la Generación del 50, como son en este caso, Carmen Martín Gaite, Dionisia García, María Victoria Atencia y Mariluz Escribano.
Los ponentes de estas jornadas serán, por orden de intervención, acreditados expertos en la materia:

  • Adolfo Sotelo: catedrático y antiguo decano de la Universidad de Barcelona, crítico e investigador.
  • José María Balcells: catedrático de la Universidad de León, crítico e investigador.
  • Alejandro Duque Amusco: poeta, editor y traductor.
  • Remedios Sánchez: catedrática de la Universidad de Granada,  crítica, investigadora y editora.
  • Montse Guallar: actriz y rapsoda.

Las generaciones poéticas

No pretendemos sembrar la duda ni la polémica, pero tampoco queremos eludir la realidad, y es que en el tema de las “generaciones poéticas”, a menudo hay desacuerdo. No siempre se aplican los mismos principios a la cuestión taxonómica que divide y diferencia períodos, corrientes y poéticas y, por tanto, permite la asignación de los poetas en uno u otro bando. El título que suscribe este homenaje alude a la “Generación del 50”, pero no siempre hay unanimidad a la hora de definir quiénes son sus epígonos y por qué razones. Con la intención de sortear el escollo, en un sentido más amplio, hemos preferido hablar del “medio siglo” y aprovechar el matiz en un sentido amplio, generoso, aunque no negaremos que en general los términos “Generación del 50” y “del medio siglo” se consideren sinónimos y, desde esa perspectiva, nuestra elección no admita disputa.
Por poner un ejemplo, a juicio de algunos estudiosos, Mariluz Escribano pertenece a la Generación del 60, basándose en la fecha de publicación de sus obras. Sin embargo, concurren en este caso unas circunstancias que suelen afectar específicamente a las mujeres poetas, razones extraliterarias que tienen que ver, precisamente, con una cuestión de género, y es que las mujeres que por fecha de nacimiento y vivencias empezaron a publicar tardíamente, en los años 60, incluso a veces en la década siguiente de los 70, no difieren sustancialmente por motivaciones, estilo y temas de sus colegas masculinos, más allá de lo que impone su propia individualidad. Por ello, defendemos que no deberían desplazarse de generación ni postergarse como tan a menudo se ha hecho.
Quizás el caso más extremo sea el de Francisca Aguirre (poeta de la que hoy, por limitaciones de tiempo, no nos vamos a ocupar), quien publicó su excelente poemario Ítaca en 1971, y eso a pesar de haber nacido en el año 1930.
Ante estas disparidades cronológicas, que tienen que ver más con contingencias históricas y personales, inherentes a su condición de mujeres en una época que las relegaba y constreñía a rígidos roles acordes con la doctrina nacionalcatólica, hemos optado por considerar como dato fundamental la fecha de nacimiento. Desde ese prisma, nos referiremos a la “Generación del medio siglo” cuando hablemos de Carmen, de Dionisia, de Mª Victoria o de Mariluz. Por supuesto, la lista que presentamos no es exhaustiva, podrían añadirse bastantes más nombres, pero las limitaciones de tiempo y el rigor imponen una selección. Entendemos que el marco histórico y sus condicionantes, el paisaje político, ético e ideológico de los años 50 marcó la existencia, el sentir y la expresión poética de las autoras escogida (y, como decíamos, de otras muchas) ya desde su niñez. El espacio compartido por nuestras poetas homogeneíza su aliento poético y nos interpela desde un contexto afín.

El canon poético

A partir de aquí y desde estos presupuestos, ahora sí, deseamos abordar la polémica de los cánones literarios y mostrar nuestra disconformidad. Estaremos de acuerdo en que cualquier elenco es cuestionable, máxime cuando de poesía se trata. A lo subjetivo se le unen consideraciones de índole social, incluso consignas éticas e ideológicas que marcan las directrices de cada momento. Y también convendremos en que todo ello de consuno se erige con sus poderosas razones para elaborar al fin un determinado “canon literario”, a menudo pervertido y poco ecuánime.
En el caso de la poesía escrita por mujeres, aún debemos añadir otro factor determinante, que no es otro que el prejuicio de los que precisamente han participado en la elaboración de ese canon. Un prejuicio que sistemáticamente ha relegado y minusvalorado a lo largo de la historia el papel de la mujer en cualquier esfera al margen de lo doméstico. Extramuros, el espacio era masculino, y salvo escasísimas excepciones la presencia femenina se percibía como un acto de intrusismo y se condenaba, por tanto, a la máxima irrelevancia.
Sin intención de incurrir en el discurso victimista que enarbola la estructura patriarcal como la causa de todos los males de nuestra sociedad y del mundo entero, es innegable que no solo la mentalidad imperante en la España de la segunda mitad del siglo pasado le ha hecho un flaco favor a las poetas que hoy homenajeamos. Las inercias prevalentes a pesar de todo, el canon inamovible instalado en el imaginario colectivo, las siguen excluyendo y eso, desde nuestro punto de vista, es aún más grave.
A pesar del tiempo transcurrido, las poetas que protagonizan estas jornadas hoy y mañana, siguen postergadas en la memoria colectiva. Nuestra voluntad sería invertir la tendencia, vencer los pretextos y despejar el horizonte poético femenino de toda una generación. O de más de una, si eso fuera posible.
También la selección que hoy presentamos es cuestionable e incompleta. Fuera quedan poetas como Francisca Aguirre, al a que ha aludido antes, o Elena Martín Vivaldi, por citar solo algunas a las que este homenaje no ha podido prestar su voz. A modo de anécdota, me gustaría recordar cómo los colegas de generación de Elena Vivaldi, en su Granada natal, cuando publicaba un libro, se limitaban a opinar condescendientemente, “otra vez las cosicas de Elena”.

La vivencia o el ‘erlebnis’ como rasgo distintivo

La memoria o el erlebnis, ese germanismo que Ortega y Gasset tradujo como ‘vivencia’, en el que se aglutinan la historia personal y la conciencia de lo vivido, impregna la poesía de las poetas que protagonizarán hoy y mañana estas jornadas. Con ello, a través del tiempo vivido, experimentado, padecido y también −¿por qué no?− disfrutado, en ocasiones aletargado y artificialmente fosilizado, nos aproximaremos a la obra de Carmen Martín Gaite, de Dionisia García, de Mª Victoria Atencia y de Mariluz Escribano. Y lo haremos de la mano de estudiosos acreditados que
Desde la humildad, de un modo parcial, como solo se le permite a un espectador externo, en un intento por ofrecer el panorama de una época en la que las mujeres que escribían poesía lo hacían a contracorriente, sin una habitación propia. Y eso que ha llovido mucho desde la época de Virgina Woolf.
De nuevo, muchas gracias por acompañarnos y esperamos que disfrutéis de estas jornadas con buena mar y a favor del viento.

VÍDEO DE LA PRIMERA JORNADA

VÍDEO DE LA SEGUNDA JORNADA