20. Una cuestión de oportunidad.
Desiré quedó paralizada al ver cómo el techo se descubría ante al firmamento. Lo que parecía una superficie sólida empezó a desplazarse hacia los lados y fue liberando la bóveda de la Nave. El espacio penetraba a través de aquel resquicio creciente hasta inundar con su asombrosa calma al Patriarca de la Luz o a Milan Radokis, como quiera que se llamase. Se había identificado con los dos nombres, pero el segundo lo decantaba hacia la esencia humana de Desiré, lo hermanaba con ella, y eso era lo que más necesitaba en ese momento. Si no, no estaba segura de poder mantener la cordura.
Cuando el Patriarca de la Luz la había conducido a la sala principal, Desiré aún temblaba. Sentía que sus miembros no le pertenecían, que su mente se había vuelto opaca. Todo en ella se comportaba con lentitud y torpeza. No podía pensar con claridad y menos tomar decisiones. Se limitó a seguir a aquel Patriarca de apellido Radokis. Habían pasado por diferentes pasillos, todos iguales, fríos, impersonales. Mientras los recorría pensaba que sería incapaz de distinguirlos si tuviera que escapar. Al llegar a uno de aquellos espacios más amplios el Patriarca de la Luz se había detenido y le había anunciado: “Este es el Balcón del Cielo”. Seguir leyendo Halogramas: “Una cuestión de oportunidad”