Archivo de la categoría: Relatos dudosos

Más dura será la caída

Más dura será la caídaLe gustaba hacer volutas con el humo del tabaco. Le ayudaba a pensar. Sentado en la terraza de la cafetería, con las piernas cruzadas, escrutaba el horizonte sin que su cerebro interpretara las imágenes que veía. Lo que le mantenía ocupado era la formación casi idéntica de anillos de humo, que volaban por el aire para luego disolverse sin dejar rastro. Echó una larga bocanada y, uno tras otro, se formaron hasta cinco consecutivos, asombrosamente iguales. Parecían aros olímpicos pero mucho más efímeros.
Se sentía tan bien que realmente creía que nada podría perturbar ese momento, hasta que el sonido imperioso del móvil lo sacó de su nirvana. No le quedó más remedio que pulsar la tecla de descolgado y responder: Seguir leyendo Más dura será la caída

El garaje

El garajeUn maullido largo como una agonía sobresaltó al hombre dormido sobre la montonera de bolsas y mantas que le había servido de yacija. Dos ojos de gato seguían su agitación, hipnóticos. Cuando despertó, inquieto, las pupilas ámbar ya habían desaparecido.
Solo unas horas antes Tomás Alcaparra creía que había tenido una suerte inmensa al ver la puerta de aquel garaje abierta. Si se había atrevido a entrar era porque no había visto merodear a nadie por lo alrededores. No tenía ganas de problemas, y menos en un barrio como aquel, una zona residencial con aires de grandeza que en otros tiempos él había conocido tan bien. Sin embargo, después de sopesar pros y contras pensó que guarecerse en una suite como aquella no estaba a su alcance sino en muy raras ocasiones. La noche era fría y el abrigo harapiento que le cubría no era su mejor aliado. Al fin y al cabo, ya que se le había ocurrido acercarse hasta allí no iba a desperdiciar semejante oportunidad. Lo cierto es que llegó a pensar que aquella era su noche. ¿Cómo, si no, explicar su tropiezo providencial con aquella botella de rioja, reserva del 2008, añada excelente según el Tasio? Porque el Tasio, antiguo sumiller, sí era un colega, el más leal. Ni siquiera le robaba los cartones o el tinto barato que a veces le regalaban las buenas chicas de la calle. Seguir leyendo El garaje

Querida hermana

Querida hermanaBarcelona, 30 de octubre de 2014

Querida hermana,

El motivo de la presente es saber de ti. Espero que cuando la recibas, Dios mediante, te encuentres bien, mucho mejor que yo.
Hace tiempo que dudo si debo escribirte o no. Empiezo una carta, rompo el papel, lo intento de nuevo. Hoy, al fin, me he decidido. Me han podido las ganas. Y conste que esperaba recibir noticias tuyas primero. Sin embargo, viendo que no llegan, me adelanto solo para saludarte.
Tengo que confesarte que la distancia se me hace difícil. Es una carga pesada, al menos para mí. Y ahora no me saltes con aquello de que soy robusto y resistente, que puedo con cualquier cosa. Recuerdo que siempre te burlabas de mí, de mi apego a las costumbres. Decías que era egocéntrico como el astro rey. Sé que mi constitución lo puede dar a entender, incluso que soy imperturbable y nada me afecta, pero no es cierto. Me siento cojo sin ti. Seguir leyendo Querida hermana

El púlpito

El púlpitoLa tirada del tarot será fabulosa. Puedo predecirlo, y eso a pesar de no estar “tocada” por el don de la adivinación. Ni siquiera mis presentimientos suelen valer gran cosa.

Pero los poderes de Frida Lola, en cambio, son prodigiosos. Cuando la conocí –a Lola Frida- me sorprendió su nombre de culebrón y su atuendo de bruja de feria, de mercachifle de las predicciones. No podía tener un aspecto más pintoresco, ella y todo lo que la rodeaba. Su pañuelo de lunares verdes y azules anudado a la nuca, su verruga carnosa encima del labio y los descomunales pendientes de aro que le colgaban de las orejas me parecieron la viva estampa de otros tiempos, cuando la gente creía en brujas malvadas y la Inquisición  de Torquemada las perseguía con ahínco. Seguir leyendo El púlpito