El hijo del padre, como título, es una tautología, pero también un aserto, una advocación de Jesucristo o, incluso, del “otro” hijo de Dios caído en desgracia, Lucifer.
Novela más que negra, tenebrosa, hereda del naturalismo de Zola o Maupassant el determinismo y la profundidad psicológica de sus personajes. La saga de los Martín se convierte con Víctor del Árbol en un relato cainita donde padres e hijos están marcados por el mismo trágico destino: la hostilidad del medio en el que les toca vivir y la violencia con que encaran su suerte.
Desde Extremadura, pasando por Rusia o Marruecos, la epopeya de los Martín se dirime en Barcelona, entre la precariedad y la opulencia. El espejismo, al desvanecerse, descubre el frágil equilibrio de su protagonista, Diego Martín.
Ira, violencia, venganza, pero también ternura y amor. Todos esos componentes sitúan esta novela de factura exquisita en la visceralidad más absoluta. Con un lenguaje impecable −sobrio por momentos, lírico en ciertos pasajes− y un ritmo fluido, vigoroso, su autor nos presenta una novela que fascina. Perturbadora como los claroscuros de Caravaggio.
Víctor del Árbol: El hijo del padre │ Ediciones Destino │ Barcelona, 2021 │ 413 págs. │19,85€