-¿Cómo ha ido la semana, Natalia? –pregunta el psicoterapeuta.
-Yo diría que muy bien.
-¿Muy bien? –le interroga interesado. No es normal en ella una respuesta positiva.
-Sí, mejor que nunca.
Una sonrisa de satisfacción se dibuja en la cara del joven psicólogo. Natalia es, con diferencia, su paciente más complicada. Se podía decir que prácticamente la habían desahuciado. Hasta hoy la medicación y la terapia tradicional se han mostrado insuficientes, pero he ahí los resultados de su metodología psicoanalítica, de su persistencia. Por fin el premio. El trabajo concienzudo siempre acaba cobrando sus frutos.
-¿Has salido a la luz del día? ¿Te has sentido a gusto?
-Sí –responde escuetamente Natalia. Lo suyo no son las frases compuestas. Seguir leyendo ‘Nefertiti y los zombis’: IX. El perro guardián