-El cerdo nace y luego se cría para que pueda ir al matadero, ¿lo entiendes, Alba?
-Sí, tía, pero cuando nacen son pequeñitos y rosas, ¿verdad? –contesta la niña, mientras sujeta con la mano izquierda una copa de helado color fucsia. En la derecha, una cucharilla prácticamente levita entre sus dedos. Parece una pequeña directora de orquesta con su batuta, siempre en movimiento.
-Sí, claro, casi como las personas.
-Qué cosas dices, tía… Pero son bonitos y les gusta jugar, ¿a que sí?
-Alba, igualito que a las personas antes de crecer demasiado.
-Y tienen una mamá cerdita que los quiere y muchos hermanitos. Lo vi en un documental de la tele… ¿Y cómo es que los matan? Seguir leyendo ‘Nefertiti y los zombis’: VIII. Alba, florecilla