‘El perfume’, sinestesia e innovación

Decálogo de libros del 1 al 10, realizado en diez días (sin que el orden denote prelación), que intenta recordar, comentar, destacar aspectos esenciales de algunas de las obras literarias que han sido decisivas para mí. En tiempos de pandemia los libros nos salvan de la vida. La elección está sujeta a razones subjetivas y, por supuesto, injustas, como en cualquier selección. Por el camino quedan obras memorables, autores capitales que no pueden ser contenidos en este decálogo de lecturas, tan reducido como su nombre indica.

DÍA 2: El perfume, de Patrick Süskind

Esta edición de Penguin Books me la regaló un alumno alemán, al acabar el curso de español para extranjeros que impartía en Barcelona por aquel entonces. De eso hace ya muchos años. Sabía que admiraba a Patrick Süskind, el autor (alemán) de El perfume y, al acabar el curso, me regaló la novela en inglés.
La historia de Jean-Baptiste Grenouille que yo había leído tiempo atrás, estaba publicada en Seix Barral. Me maravilló desde el principio por su descripción minuciosa de los olores, como factor característico de aquella sociedad. La sinestesia se alzaba en un libro crudamente realista como arma de doble filo: nos introducía con varios de nuestros sentidos en el París del s. XVIII mientras nos transportaba líricamente con sus aromas a otras realidades. De ahí a la pasión y al crimen, solo las doscientas y pico páginas del libro.
Para mí El perfume fue una obra innovadora, donde su lenguaje nos abría a otras realidades, otras formas de narrar revolucionarias.
“Moi, je l’adore…”