Anidan las golondrinas

Querido amigo,

Hoy quiero contarte que, como cada mañana, estoy sentada en mi mesa de trabajo, sola, frente al ordenador, con mil tareas que hacer. El día es cálido, luminoso y desde mi ventana veo casas, árboles, también una calle ancha y vacía. Me gusta poder perder la vista durante unos segundos a través de este paisaje quieto, tranquilo, silencioso. La excepción es el cielo, de un azul claro, surcado por golondrinas que pían y vuelan cerca de mi casa, rápidas, imparables, como pequeñas flechas negras que cruzan el aire en dirección a sus nidos. Ellas me acompañan durante estas horas.

Hace días una de ellas anidó bajo el tejado de mi casa, pero todavía no sé cuándo nacerán los polluelos. Es emocionante comprobar que podemos albergar vida, la mayor esperanza que cabe en este mundo. Te lo cuento porque estas pequeñas cosas me alegran cada mañana. Compartirlo contigo hoy me hace feliz.

Espero que tu día sea tan radiante como el mío.

Un abrazo,

Dolores Fernández