Me avasalla tu mirada

Me avasalla tu mirada, amor,
cuando me atas a ti con el gemido de tus pupilas,
cuando me matas
y con dolor de agujas antiguas
me arrebatas.

Es avaricia, imposible
e insensata,
la estulticia de perderte teniéndote,
de huirte para no sufrir abandono o menosprecio,
de creerme en la cima de tu alma y, luego,
precipitarme sin remedio a ese agujero de anhelo…

Qué negro y mezquino puede ser a veces todo,
amor mío,
si me hundo y ni tan sólo nado,
porque me falta el resuello
y no me asiste tu mano.