Archivo por meses: noviembre 2017

‘Nefertiti y los zombis’: IX. El perro guardián

-¿Cómo ha ido la semana, Natalia? –pregunta el psicoterapeuta.
-Yo diría que muy bien.
-¿Muy bien? –le interroga interesado. No es normal en ella una respuesta positiva.
-Sí, mejor que nunca.
Una sonrisa de satisfacción se dibuja en la cara del joven psicólogo. Natalia es, con diferencia, su paciente más complicada. Se podía decir que prácticamente la habían desahuciado. Hasta hoy la medicación y la terapia tradicional se han mostrado insuficientes, pero he ahí los resultados de su metodología psicoanalítica, de su persistencia. Por fin el premio. El trabajo concienzudo siempre acaba cobrando sus frutos.
-¿Has salido a la luz del día? ¿Te has sentido a gusto?
-Sí –responde escuetamente Natalia. Lo suyo no son las frases compuestas. Seguir leyendo ‘Nefertiti y los zombis’: IX. El perro guardián

‘Nefertiti y los zombis’: VIII. Alba, florecilla

-El cerdo nace y luego se cría para que pueda ir al matadero, ¿lo entiendes, Alba?

-Sí, tía, pero cuando nacen son pequeñitos y rosas, ¿verdad? –contesta la niña, mientras sujeta con la mano izquierda una copa de helado color fucsia. En la derecha, una cucharilla prácticamente levita entre sus dedos. Parece una pequeña directora de orquesta con su batuta, siempre en movimiento.

-Sí, claro, casi como las personas.

-Qué cosas dices, tía… Pero son bonitos y les gusta jugar, ¿a que sí?

-Alba, igualito que a las personas antes de crecer demasiado.

-Y tienen una mamá cerdita que los quiere y muchos hermanitos. Lo vi en un documental de la tele… ¿Y cómo es que los matan? Seguir leyendo ‘Nefertiti y los zombis’: VIII. Alba, florecilla

‘Nefertiti y los zombis’: VII. Nefertiti y los Simpson

Nada era predecible y nadie podía haberlo evitado.

Me gustaban los juegos de rol, las consolas, los cómics, las novelas de misterio y las pelis de terror, entre gore y psicothrillers. Era fan de La condesa sangrienta de Alejandra Pizarnik. Y nunca me pregunté por qué. ¿Para qué? No hubiera tenido ningún sentido hacerlo. Las razones prácticas se imponían y lo único que importaba era la necesidad de revivir esas historias, de representar a esos personajes. Experimentaba una lucha interna en la que mi oscuridad, el pensamiento hosco y salvaje que llevaba dentro, se debatía entre tanta norma “civilizadora”, un eufemismo para nombrar los grilletes y las cadenas que el mundo me imponía. Mis ansias reprimidas pugnaban por expandirse más allá de mí misma, aunque la presión en contra fuera feroz. En medio de esta agonía un incendio interior amenazaba con arrasarme y envenenarme con su humo tóxico. Debía dejar que esas fuerzas traspasaran los límites de mi propia existencia si quería salir ilesa. Y lo primero era dejar de tomar las pastillas. Seguir leyendo ‘Nefertiti y los zombis’: VII. Nefertiti y los Simpson