A pesar de la nieve,
lenta almohada de la tarde,
mi amor de contrabando
amanece en su blancura.
Aún estás por llegar
y nadie sabe a ciencia cierta
la espesura que a tu paso
bate el aire.
El horizonte deslumbra
y en el suelo solo cabe un residuo,
la huella sucia de los pies.
Diminutas pisadas
que desbrozan el sendero,
interminables pasos a la fuga,
tan absurdos como
la nieve que cae,
lenta, durante esta tarde.