Archivo de la categoría: Cajón de sastre

Una mariposa en la Isla de la Muerte

Y siguiendo con El club del tigre blanco, otro fragmento, que abre muchas incógnitas. El ambiente es sensual, y se impregna del calor de la escena, hasta embotar nuestros sentidos. Los secretos son demasiados, y la novela los preserva como una madre amorosa, hasta el final.

Una mariposa en la Isla de los Muertos

Azucena, apenas la conozco. Se ha sentado en primera fila, junto a Crocodile. No podía disimular. Quizás no sabe. Los occidentales son así. Asombro, expectación, incontinencia. Todo es nuevo, diferente. Tal vez el ritual la ha conmocionado. Su cultura, tan distinta… Les fascina lo exótico. Al principio a mí también me pasaba con los Hermanos de la Luz. Pertenecer a las Mariposas… O tal vez sea la proximidad al monstruo de Bali. Es guapa. Seguro que Crocodile se las ha ingeniado para caer a su lado. Crocodile siempre se las apaña. ¿Qué mujer en su sano jucio buscaría voluntariamente su compañía?  

(Una sonrisa no exenta de tristeza se le dibuja en la cara.) 

El templo lleno de túnicas blancas con orla azafrán. El triunfo de Pakpao. Todos allí: unos en primera línea, en la ceremonia de mi Designación; otros, en los sótanos, recibiendo lo que les corresponde. Es mi agradecimiento en pago a tantos servicios prestados. Podría ser el texto de alguna placa conmemorativa, si tuviera la intención de concedérsela a uno de los dos, a Graham o al Fantasma. O a ambos: “Por tantos años de amistad. Os quiere…” 

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‘El club del tigre blanco’ y los braceros birmanos

Con el tiempo comprendería cómo los braceros birmanos soportaban aquellas interminables jornadas de trabajo y cómo, pese a todo, no caían desfallecidos bajo el calor sofocante, irrespirable y húmedo de los arrozales. Eran las cápsulas de ya ba que los malayos les proporcionaban las que atenuaban aquellos rigores, el origen oculto de su fortaleza extra.

Poco me falta ya para llegar a ser Pip. Mi abuelo me vería partir junto al Misionero sin conseguir disimular un rictus de amargura. Creo que por su mente no paraban de danzar, como en una pesadilla, ciertas pastillitas rojas. Solo le faltaba haberles dibujado cuernos y un rabo. Ojalá se hubiera tomado un par… Así hubiera sonreído un poco, que buena falta le hacía. Al fin y al cabo, ¡qué daño hacían los malayos a los birmanos ni a mi abuelo! Al ingerir el ya ba los trabajadores solo se volvían más productivos y también un poco más felices…

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Mis microrrelatos más infames, en ‘Clarín’

Con mi selección de microrrelatos, titulada Breves infamias, paso a formar parte de la familia de la revista Clarín, en su sección de “Ficciones”, una proeza que hasta hace muy poco había creído imposible. Es por ello que me siento tan orgullosa y satisfecha.

Vaya desde aquí mi agradecimiento para José Luis García Martín, director de la revista, por incluirme entre sus páginas.

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Entre el infierno y el cielo de lo inane, ‘El club del tigre blanco’

Información privilegiada para los seguidores del hilo de “El vértigo del tigre blanco”, mi ópera prima de la que ya os he hablado, una novela hasta hace muy poco en estado de gestación y que, definitivamente, ya he dado por terminada.
La efeméride ha requerido cambiar el título, pues en el proceso se han producido algunas modificaciones sustanciales. El ambiente, los escenarios y la mayoría de los personajes me lo pedían a gritos desde Bangkok. El agraciado ha sido su medio hermano, “El club del tigre blanco”, al que, como veis, solo le ha bastado una palabra.
Dado que de ahora en adelante hablaremos de este “club”, quiero, a modo de celebración, ofrecer en primicia un fragmento significativo, un aperitivo de esta obra coral que deambula entre el infierno y el cielo de lo inane.
No obstante, no quedará ahí la cosa. No os libraréis de mí tan fácilmente… 

“Ha venido a mí envuelta en una tela traslúcida, arrastrando un tul como la cola interminable de una novia. Al entrar en mi dormitorio, en mi sueño, me he visto a mí mismo en la cama, con la sábana a los pies, muerto de calor. El calor en Bangkok es insoportable, con esa humedad constante, pegajosa, que el monzón
trae para echarlo todo a perder.

Tenía una sed terrible. Notaba cómo mi lengua se
pegaba al paladar y no era capaz de levantarme ni a por un vaso de agua. Ella y su envoltorio evanescente han caminado en mi dirección, creando ráfagas
de aire fresco a su paso, sin mirarme en ningún momento, con los ojos clavados en el vacío, igual que una muñeca, inexpresiva. A pesar de todo, yo le sonreía. Se ha ido acercando más y es cuando he murmurado: “Pakpao…” Y sí, en ese momento se me ha quedado mirando con los brazos abiertos. Y al hacerlo, ha descubierto sus pechos, de aréolas maravillosamente rosadas. “Ven, hijo mío”, y
yo he ido y he abierto mi boca sobre sus pezones, mullidos y cálidos, y ha comenzado a manar una leche sedosa, dulce, que calmaba mi sed sin saciarme. Sentía tanta paz…
Pero en un instante Pakpao ha cambiado de aspecto y, con un manotazo, me ha apartado de sí. Sus pechos se han secado, han recuperado la apariencia de
siempre, con pezones pequeños y oscuros, como los de cualquier mujer oriental. Y de golpe ha empezado a sacar diferentes objetos de su vagina, incluso una
chistera con conejo. No me lo podía creer.

Yo la miraba asombrado, decepcionado porque me había alejado así de ella, la Pakpao de antes. Continuó con aquel juego de prestidigitación: un huevo de avestruz intacto, un maletín de viaje, una bombilla y, por último, un potrillo recién nacido. El animal no hacía más que rebuznar.

Pakpao había parido un burrito blanco. Sentí una tierna emoción.”

(Dolors Fernández, fragmento de “El club del tigre blanco”)

El Asombro del Tritón en ‘La Charca Literaria’, humor negro o no

https://lacharcaliteraria.com/author/dolors-fernandez/

Para amantes de microrrelatos desconcertantes, cínicos y negroides, aquí arriba os he puesto el enlace de una web muy recomendable: “La Charca Literaria. En ella, “El Asombro del Tritón” es la sección de relatos hiperbreves que contiene mis textos, para espanto de lectores propios y ajenos.

A modo de prólogo y declaración de intenciones, una bella canción sobre este mundo loco loco, de Francisco Céspedes:

Y ahora ya está bien de milongas… ¡A leer, malditos!

‘Nefertiti y los zombis’: VI. Matrix en la rosaleda

Domingo por la mañana. Por fin la luz. Venturoso día primaveral que rompe el maleficio del  frío. Uno de esos que obligan a contemplar el cielo aunque  no haya nada que esperar. Un acto reflejo para muchos, no para ella.

-¿Eres tú Nef? –La interpelada asiente.─ Te hubiera reconocido entre un millón. Me encanta tu pelo, es auténtico. ─Ella le dedica una sonrisa imperceptible y retrocede. Él la mira, no comprende.

─¿Qué pasa Nef? ─Está desconcertado. Cree haberse equivocado y empieza a sentir vergüenza─. ¿No eres tú? Habíamos quedado aquí… Lo siento, lo siento, perdona, te he confundido… ─balbucea y está a punto de irse─. Seguir leyendo ‘Nefertiti y los zombis’: VI. Matrix en la rosaleda

‘Apología de las sombras’ o el irrefutable legado de Sílvia Rins

http://www.elpunt.cat

Amigos, os dejo el enlace de mi reseña sobre Apología de las sombras, de Sílvia Rins, publicada en el suplemento cultural del diario catalán El Punt Avui este pasado domingo 15 de octubre.

El Punt Avui es un diario escrito en catalán, o sea que para los que quieran leer la reseña en castellano, al final de esta entrada pongo a vuestra disposición el texto traducido.

Espero que su lectura os incite a leer este magnífico poemario:

Rins, Sílvia: Apología de las sombras, Editorial Devenir. Barcelona, 2016. Páginas: 96. Precio: 11 euros

 

http://www.elpuntavui.cat/cultura/article/19-cultura/1252922-les-ombres-i-els-grecs.html

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Madalyn Murray O’Hair, la mujer más odiada de América

¿Por qué mataron a la mujer más odiada de América?

Melissa Leo se pone en el papel de la ateísta Madalyn Murray O’Hair, en una película de Netflix que recrea la rocambolesca historia de su vida y trágico final.

Imaginar que alguien ostente el dudoso honor de ser LA MUJER MÁS ODIADA DE AMÉRICA me pone los pelos de punta.

Cuesta creer que todo un continente experimente tan enconado sentimiento contra un ser único, una persona con nombre y apellido, individualizado por una número de la seguridad social.

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Evangelización versus ciencia y AC/DC

El director de un centro científico “evangeliza” a sus investigadores

El ingeniero Javier Llorca, del Opus Dei, organiza charlas contra el divorcio y el aborto en el Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Materiales, promovido por la Comunidad de Madrid.

Ayer leí esta noticia en el diario El País y aún no salgo de mi asombro. La siempre conflictiva relación entre ciencia y religión no parece afectar a Javier Llorca, director del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Materiales, de la Comunidad de Madrid (España). Le felicito. Nos hallamos ante una persona capaz de aunar el pensamiento lógico con una profesión de fe más allá de pruebas tangibles. Lograrlo significa que distingue con meridiana claridad una cosa de otra, y que el elemento mágico no ha abandonado su alma de ser humano trascendente. Así lo veo yo.

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El panteísmo palpitante de Vicente Huidobro

Con Vicente Huidobro y Pierre Reverdy nace el creacionismo en poesía. Esta corriente defendía la función “creadora” del poeta, en clara alusión a la capacidad fundacional de un dios. La potenciación de la imagen, la supresión de todo lo anecdótico o descriptivo son las señas de identidad de este movimiento, que surgió en París alrededor de 1916. En concomitancia con las artes plásticas, cuya búsqueda de nuevas formas y técnicas llenaba el barrio de Montmartre de la capital francesa, la poesía tiene en Huidobro uno de sus máximos exponentes. El autor chileno escribió Altazor o el viaje en paracaídas en 1931, y  es su obra cumbre. En su primera edición, el libro incluye un retrato que del artista realizó Pablo Picasso.
La intensidad de las imágenes, las referencias al dolor y a la angustia no restan belleza al poema. Por el contrario, Vicente Huidobro actúa de apóstol ya que, en comunión con una naturaleza palpitante, logra alumbrar un mensaje de desazón universal.

¿Qué os parecen estos versos de viernes?

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