Dos poemas de mi autoría aparecen en el número de noviembre de la revista de creación Nagari, con sede en Miami. Son Labios sin banderas y Herrumbre.
Poetizar es una tarea hermosa, aunque sea para hablar de la guerra y la miseria moral.
Ofrecer perspectivas inéditas en temas candentes que nos conciernen es uno de los deberes de la literatura. La poesía vista, no como una esfera de cristal en la que se estrellan y difuminan los meteoritos de la realidad, sino como atajo o catalejo que nos permite mirar mejor y más allá, es una poderosa herramienta.
A partir de ahí, como seres comprometidos con su tiempo que somos, intentamos comprender, asimilar y buscar alternativas a todo aquello que nos hiere, nos duele y, en definitiva, nos rodea a nuestro pesar.