El kayak

Remaron con todas sus fuerzas para asistir a aquel bote solitario. Habían visto desde cierta distancia que el kayak daba unos bandazos extraños y temieron que zozobrara. Al acercarse, unos lamentos desgarrados penetraron en sus oídos. En el silencio que se impuso todos pensaron lo peor. Se sorprendieron al ver que el joven ocupante, con la postura del misionero, alcanzaba en ese momento el orgasmo y que, bajo su peso, la muñeca hinchable se desinflaba.