¿Quién descorchará mis silencios
como paloma blanca
con rama de laurel?
¿Quién espumará en mis oídos
mentiras y verdades a medias
en un alarido de Munch?
¿Quién mirará las burbujas de mi copa
y tenderá hacia ella su mano
sin llegar a romper el cristal?
¿Quién recordará mi nombre
antes de que lo ahogue el olvido,
en su ovillo deshilachado?
¿Quién tañirá con voz de plectro
la miel de mis tendones
hasta reconocer el algoritmo de mi ser?
¿Quién guardará mis tesoros
en un alambique
que destile piedras, barro, desatino?
¿Quién dirá en el último momento:
“Yo te vi en las sombras
y te conozco a tu pesar”?